Nuestra trabajadora social en Alcázar de San Juan, Inmaculada Terriza, ha contado en un artículo publicado en el periódico digital “DIARIO SANITARIO” qué efectos tiene su labor en las personas con daño cerebral a las que atiende, poniendo como ejemplo y entrevistando a Antonio, persona usuaria a la que un DCS le cambió totalmente la vida.

Inmaculada Terriza Reguillos, terapeuta ocupacional de la Asociación de Daño Cerebral Sobrevenido de Castilla-La Mancha (ADACE CLM) en Alcázar de San Juan y Ciudad Real. 

Tras un daño cerebral sobrevenido es muy difícil determinar qué afectación tendrá la persona que lo padece. Las alteraciones y secuelas dependerán de factores como el tipo de lesión, la localización de la misma, así como de características personales, edad, nivel cultural y/o capacidades previas. Además, repercutirán en la realización de las actividades diarias disminuyendo, muy probablemente, su calidad de vida y la de sus familias. 

Desde la Terapia Ocupacional buscamos mantener las funciones conservadas e incluso mejorarlas, alcanzando, si es posible, la máxima capacidad física, funcional y social para una adecuada reintegración en el entorno social, familiar y laboral del afectado, a través de actividades individualizadas significativas encaminadas a conseguir los objetivos propuestos, adaptándolas a la persona si fuera necesario. 

Antonio, usuario de ADACE CLM en Alcázar de San Juan, es un caso claro de cambio de vida radical y de un esfuerzo “titánico” por adaptarse a la nueva situación, tanto de él como de su familia. Licenciado en Marketing y gestión empresarial, ocupaba un cargo de máxima responsabilidad como adjunto al director general de Gestión en una empresa de gran relevancia. Su trabajo le obligaba a pasar largas temporadas fuera de casa viajando por varias localidades de España e incluso fuera de nuestras fronteras.  

Contaba un amplio abanico de aficiones como pintura, escritura, ópera, natación, motociclismo, la naturaleza, montar en bicicleta, viajar, meditar…etc.  Pero un día su vida se truncó y un traumatismo craneoencefálico con contusiones frontales hizo que tuviera que cambiar de rumbo, afectando también a la vida de su pareja e hija. 

En una de nuestras sesiones, pregunté a Antonio una serie de cuestiones relacionadas con su nueva situación: 

– T.O: ¿En qué ha cambiado tu vida tras el daño cerebral? 

– Antonio: En muchos aspectos. Ahora paso más tiempo en casa con la familia, antes siempre estaba viajando. Echo mucho de menos el viajar, el no poder hacer las cosas que más me gustan, vivir independiente, la aventura. 

Lo que más me cuesta de todo es relacionarme con las personas, al principio me mostraba muy agresivo, ahora lo controlo más, aun así, siempre estoy a la defensiva y en un estado de alerta constante. Me cuesta mucho expresar las emociones, mi familia me dice que me he vuelto muy distante, tengo que pensar para mostrar afecto, antes era súper cariñoso. A veces no entiendo las bromas y los dobles sentidos. Otro punto a resaltar es que se me olvidan las cosas, por ejemplo, cuando quiero coger algo del frigorífico y al llegar a la cocina no recuerdo a lo que iba. 

A veces no identifico las caras de algunas personas, sobre todo las que he conocido recientemente. En ocasiones, me enfrento a la gente como cuando se cuela alguien en el supermercado, “soy incapaz de sujetarme”. Lo de los ruidos es horrible, me agitan mucho y me producen espasmos. Antes de la lesión siempre estaba trabajando, era muy activo, con la mente siempre ocupada y muy vital. Me describía como un hombre del renacimiento porque me gustaba ser transgresor y vivir nuevas experiencias “el hombre que dice que no puede hacerlo, será sorprendido por alguno que sí sea capaz”, así era yo.  

Superar las secuelas

– T.O: ¿Cómo te está ayudando ADACE CLM en tu recuperación? 

– Antonio: Estoy súper agradecido, para mi familia sois muy importantes. Es saber que alguien te entiende. Aquí no me siento juzgado, es el sitio en donde mejor puedo expresarme. Me habéis dado muy buenos consejos, pautas para el día a día muy importantes. Me hacéis ver que las cosas que me pasan son las cosas que me tienen que pasar cuando se tiene un DCS. Antes tenía miedo, ahora sé que, si tengo algún problema, estáis ahí. Me habéis ayudado a aceptar mi nueva situación y a vivir de otra manera.  

– T.O: ¿En qué cosas has mejorado desde que iniciaste tu tratamiento? 

– Antonio: He aprendido a convivir con el dolor. Ahora camino y no me caigo, mantengo mejor el equilibrio. Puedo pensar y hablar con más claridad, porque era como estar un poco perdido. Me he acostumbrado a vivir en la niebla y no lo veo tan negro como al principio. Fijarme en los detalles, ¡puedo distinguir que llevas pendientes!, antes no miraba a los ojos cuando quería dirigirme a alguien, aunque quería ver, mi mente no me dejaba, era como que la vida no iba conmigo. He empezado a leer un libro, antes no lo entendía, luego no me acuerdo bien, pero al menos me distrae. No podía ni ver la televisión, eso sí, tengo que estar muy concentrado y acabo agotado. ¡A lo mejor algún día puedo ir al teatro o a la ópera! En la actualidad, sé establecer períodos de descanso, ya sé cuándo me va a venir “el bajón” y paro, así puedo recuperarme antes. Hago más tareas en casa como por ejemplo preparar una ensalada o colocar la basura en los cubos del reciclado. 

– T.O ¿Qué cosas te gustaría hacer que actualmente no haces o no con la frecuencia que te gustaría? 

-Antonio: Escribir y pintar cuadros principalmente.  

Actuación concreta con Antonio

Con Antonio se elaboró un plan de tratamiento individual destinado a mejorar y compensar los déficits susceptibles, así como el establecimiento de pautas y la búsqueda de actividades principalmente relacionadas con el mundo del arte. Además, se procura controlar la ira mediante recomendaciones a la familia como por ejemplo el anticipo de situaciones nuevas o cambiantes. Durante el tratamiento del usuario, se utilizan imágenes que le facilitan la comprensión, se refuerzan las rutinas y se hace hincapié en hacer sólo una tarea cada vez, estableciendo periodos de descanso. 

Para facilitar la adaptación a la vida diaria en el domicilio, se proporcionaron productos de apoyo cognitivos como etiquetas de señalización ( por ejemplo para conocer lo que hay dentro de un armario), la utilización de un calendario, el uso de etiquetas de señalización de acción (“bajar la basura”, “apagar la cocina”), un horario adaptado de actividades para lograr la independencia en el entorno habitual, secuenciación de actividades para aumentar la iniciativa y el recuerdo espontáneo del orden de los pasos de actividades de la vida diaria, el empleo de agenda/cuaderno, establecer alarmas en el móvil, listas de verificación… 

Todo ello con el objetivo de ayudar tanto a Antonio como a su entorno familiar a adaptarse y afrontar lo mejor posible la nueva situación y, como reza el lema de ADACE CLM, trabajar porque una vida salvada sea vivida con dignidad.